Los ciudadanos experimentan con la ciudad

Las Mesas de Citykitchen son uno de los proyectos más dinámicos en Madrid. ¿Qué hay tras un nombre tan vanguardista? “Imagínate que tienes dos amigos que se conocen poco y no se llevan muy bien, Citykitchen sería la fiesta que has organizado para que se conozcan mejor porque sabes que descubrirán lo que tienen en común y saldrán cosas buenas”,  ilustra con pasión Pablo Llobera, miembro de esta iniciativa.

Uno de esos amigos son los ciudadanos y el otro el Ayuntamiento.  Pero en Citykitchen insisten en que no se trata de un canal típico de diálogo entre una asociación vecinal y un representante del consistorio, sino de un espacio de participación abierto, en el que todos aportan y reciben conocimientos, incluidos  los técnicos municipales. “Todavía está en construcción”, reconoce Pablo, pero exhibe orgullo al explicar que “se ha creado el clima de confianza para avanzar. Entre todos veremos hacia dónde”.

La Red de Huertos de Madrid, con la que vecinos de la capital han reconvertido con sus manos solares baldíos en vergeles, es un ejemplo práctico del funcionamiento de las Mesas de Citykitchen: La Red ya existía, pero dentro de las Mesas han encontrado el espacio para entenderse con el Ayuntamiento, después de una fase de desencuentro en el que alguno de estos huertos alegales  ha llegado a ser desmantelado.

Por esta mesa pasan y siguen pasando otros proyectos en marcha, como el del colectivo de arquitectura Basurama. Éste replica a su vez buena parte de la filosofía de Citykitchen sirviendo de plataforma y apoyo para transformación de barrios, como ha hecho con el madrileño  San Cristóbal de Los Ángeles, en donde los vecinos han creado un escenario, un cine y zonas de estancia en un espacio degradado bajo un puente.

¿Es Citykitchen un contenedor de iniciativas? “No, es mucho más, es una oportunidad pedagógica,  el germen para repensar la ciudad entre todos”.