Ir a canal FaceBook de CONAMA
Ir a canal Twitter de CONAMA
Ir a canal LinkedIn de CONAMA
Ir a canal YouTube de CONAMA

La información del ruido urbano en un solo "click"

14/11/2016 - Pilar Bayón

La sesión técnica “Ruido, Big data y Smart Cities” de Conama 2016 ofrece dos claves esenciales para mejorar la gestión del ruido y la calidad ambiental de las ciudades: la participación ciudadana y el uso de las nuevas tecnologías. Jerónimo Vida, coordinador de la sesión y profesor de la Universidad de Granada, habla sobre cómo canalizarlas y los novedosos proyectos que se presentan este año en materia acústica.

 

A la hora de tratar el ruido, el debate está servido. ¿Es el ruido un tema subjetivo? ¿Debemos limitar el ruido en la ciudad? ¿Y en la naturaleza? ¿Es esto realmente posible? Por todas estas preguntas, la contaminación acústica ha sido siempre parte importante de los congresos de Conama.

Los retos de la normativa de ruido             

En España no hubo una normativa que tratara legamente el ruido hasta 2003, cuando se estableció la llamada Ley del Ruido a partir de la Directiva de Ruido Ambiental diseñada por la Unión Europea.  Desde entonces, el ruido quedó definido como aquellos sonidos o vibraciones, cualquiera que sea el emisor, que impliquen molestia, riesgo o daño para las personas, el desarrollo de sus actividades o que causen efectos significativos sobre el medio ambiente. Ante esto surgen varias dudas. Tal y como apunta Jerónimo Vida, profesor de la Universidad de Granada y coordinador de la sesión técnica Ruido, big data y smart cities de Conama 2016: “Por un lado, cuál es el nivel de decibelios (dB) permitido en las ciudades y qué significan y, por otro, cuál es la relación entre el ruido y las molestias en la población”.                 

En cuanto al nivel permitido, la normativa dividió la ciudad en áreas acústicas con un nivel de ruido asociado. Por ejemplo en una zona en la que predomine el suelo residencial durante la noche, la normativa regula que el promedio máximo debe ser de 55 dB.
Para hacerse a la idea de si esta cantidad es mucho o poco, se pueden ver algunos ejemplos de los decibelios que provocan acciones cotidianas en el Departamento General de Salud de la Unión Europea. En él se explica que el rango audible del oído humano va de 0 dB a 120-140 dB (umbral de dolor), por lo tanto, dentro de estos niveles  las hojas de un árbol agitándose suavemente serían 20 dB. Una conversación a voz normal serían unos 60 dB y el tráfico de coches dependiendo del volumen sería de 60 a 100 dB, siendo esta última preocupante. 

Una de las cantidades máximas sería la del despegue de un avión que asciende a 120 dB. De forma que una población residencial con un aeropuerto cerca o muy transitada por vehículos superaría los valores señalados por la normativa.

Para definir de una manera gráfica los puntos en los que se concentran estos grandes niveles de ruido,  tal y como explica Jerónimo Vida, se han  realizado los mapas estratégicos de ruido. El Servicio de Calidad Ambiental los define como instrumentos diseñados para poder evaluar globalmente la exposición al ruido en una zona determinada, debido a la existencia de distintas fuentes de ruido y con la cual se podrán realizar predicciones o medidas para dicha zona.
 
                                                           Mapa estratégico de ruido urbano del centro de Madrid. Fuente: Ayuntamiento de Madrid.
El problema que presenta este tipo de mapas es que solo se actualizan cada cinco años, a no ser que se produzca un evento importante (como la construcción de un aeropuerto o metro), que produciría actualización del mapa ese mismo año. Esto se debe a que debe ir un especialista a medirlo con un sonómetro y analizar un gran volumen de datos (big data) durante meses.

Jerónimo Vida explica que hay nuevos avances en la materia: “En la sesión hablaremos de los nuevos mapas dinámicos, es decir, aquellos realizados a través de los datos recogidos por sensores distribuidos alrededor de las ciudades”. 

El mecanismo es sencillo, se colocan pequeños sensores en farolas, semáforos o edificios y estos son capaces de medir en tiempo real los niveles de ruido. Estos datos se envían a un servidor y pueden publicarse en una plataforma a disposición del público y las administraciones pues si hay un problema en una determinada zona, se puede saber a tiempo real y tomar decisiones (desviar el tráfico, limitarlo, etc.). “Por ejemplo, en México, unos estudiantes están diseñando un sensor qué se colocará en los semáforos y cambiará su color cuando detecte el ruido de una ambulancia”, explica Jerónimo Vida.   

En ciudades como Barcelona, destaca la plataforma Sentilo, un prototipo de mapa en el cual se recogen los datos de tráfico, ruido, temperatura, humedad, etc. y que se actualizan cada 30 segundos aproximadamente.                 

 Estas son algunas de las aplicaciones que se podrían implantar en las ciudades dando lugar a las llamadas smart cities (ciudades inteligentes) en las que a través de la tecnología se consiga mejorar la gestión y la calidad ambiental.

La relación entre el ruido y las molestias en la población

Con la ayuda de los sonómetros y mapas urbanos se ha conseguido establecer el porcentaje de población expuesta a niveles sonoros por encima de la normativa. Según datos de la Unión Europea en 2011, alrededor del 40% de la población de los países de la UE está expuesta al ruido del tráfico en niveles superiores a 55 dB; el 20% está expuesto a niveles superiores a 65 dB durante el día; y más del 30% está expuesto a niveles superiores a 55 dB por la noche.

En España, el nivel de población expuesta a altos niveles de ruido es también alto. Según explica Jerónimo Vida, “en los datos de 2012 publicados por los ayuntamientos, el 58% de la población en Granada estaba por encima de los 50 dB de noche, en Málaga el 49%, en Madrid 36% y Valencia el 58%. Son porcentajes altos de población a los que se debería ayudar ya que la exposición al ruido constante es muy peligrosa”.

Debido a estas cifras la OMS publicó Burden of disease from environmental noise. Quantification of healthy life years lost in Europe (El peso de las enfermedades por ruido ambiental. Cuantificación de los años de vida perdidos en Europa). En ese estudio la organización señala el ruido ambiental como un problema de salud pública y lo relaciona con enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo, trastornos del sueño, tinitus (zumbido en los oídos) y molestias.

La manera proporcional en que afecta a la población la presenta en forma de pirámide. Por tanto, la mayor parte de la población, se siente incómoda por el ruido y una mínima llega a la mortalidad. Aun así, es posible llegar a ella si el ruido nocturno es elevado y constante,  tal y como se muestra en elestudio liderado por Julio Díaz, investigador del Instituto de Salud Carlos III.  Por ello, se hace importante controlar los niveles de ruido en el futuro y conseguir que esta pirámide no se invierta.     


Hacia las ciudades inteligentes  
 
En Conama 2016 y a través de la sesión “Ruido, Big data y Smart cities” se pretende avanzar en los mapas dinámicos y concienciar a la población de los problemas de salud que genera el  ruido pero con una fórmula diferente. “Las ponencias sobre el proyecto Druida y Tecnalia en la sesión técnica hacen hincapié en la necesidad de la implicación ciudadana. Es necesario que se informe, mida y comparta su opinión para saber cómo afecta el ruido a la calidad de vida humana.”, explica Jerónimo Vida.

Esto es fácil actualmente ya que los teléfonos móviles también se han convertido en sonómetros. A través de aplicaciones móviles se puede medir el sonido, catalogarlo (fuente, bar, etc.) enviarlo automáticamente a un servidor web y situarlo en un mapa. Cuando accedes a ese mapa te encuentras muchas mediciones  y se puede hacer a la idea del ruido que hay en ese momento. “Hay dos problemas: uno es que las medidas con un móvil no son como las de un sonómetro profesional. En Granada hicimos un estudio de comparativas de varios móviles y aplicaciones y hay unas desviaciones tremendas. El segundo problema es que la gente no suele saber qué significa la cantidad que da el móvil.”- explica Jerónimo Vida.

No obstante, el coordinador de la sesión afirma que si se canaliza adecuadamente la participación ciudadana a través de las nuevas tecnologías, se puede hacer que aumente su interés y en el futuro se lleguen a conseguir mapas dinámicos en los que los ciudadanos de su opinión y formen parte de la toma de decisiones.
Jerónimo Vida defiende que si queremos disminuir el ruido de las ciudades “Hay que sacar los decibelios del reproche político y meterlo en la conciencia ciudadana. El ruido en las ciudades no solo cosa de políticos o ayuntamientos. Todos generamos ruidos. Somos parte del problema y también de la solución.”. Para entender esto, el coordinador de la sesión pone como ejemplo la responsabilidad del Ayuntamiento por poner un buen transporte público o impulsar el coche eléctrico, pero es responsabilidad del ciudadano utilizarlo.

Por último, en la sesión técnica se hablará del paisaje sonoro definido como  la identidad sonora característica de un lugar (sonidos animales, mercados, voces, etc.) y de cómo la participación ciudadana también puede ayudar a definirlo para mejorar el bienestar en la ciudad. En esta ocasión,  María del Carmen Hidalgo de Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga hablará de como un paisaje sonoro agradable puede repercutir en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.   

En resumen, la Sesión técnica de “Ruido, Big data y Smart cities”, se presenta como una fuente de conocimiento interesante en una materia que afecta a la salud y en la que los ciudadanos están más implicados de lo que parece.