Hacer que los niños reconecten con la naturaleza
Hay un déficit de relación y de contacto directo con la naturaleza. Sobre esta idea ha centrado el debate la actividad especial Naturalización de los centros escolares (AE-19), organizada por SEO/BirdLife en Conama 2016. La mesa planteaba la necesidad de hacer que los niños y niñas reconecten con la naturaleza, aprovechando las infraestructuras verdes existentes en los colegios y apostando por nuevos métodos para recuperar ese vínculo emocional que se ha perdido.
Pedro quería acariciar el árbol, el único árbol que había en su escuela, pero la profesora no le dejó. Le dijo que si todos los niños del colegio acariciaban el árbol, éste se estropearía. El argumento del cuento infantil El árbol de la escuela aúna en sí mismo la idea en torno a la que se debatió en la charla sobre naturalización de los centros escolares de Conama 2016. En la actividad intervinieron Juan Carlos Atienza, director del área de conservación de SEO/BirdLife, Jose Antonio Corraliza, psicólogo ambiental y profesor en la Universidad de Córdoba, Antonio Sandoval, ornitólogo y autor del citado cuento, Sofía López, de la cooperativa de profesores Colegio Los Peñascales y Silvia Corchero, responsable de comunicación de Bosque Escuela.
Hay un déficit de relación y de contacto directo con la naturaleza. Sobre este diagnóstico, la mesa planteaba la necesidad de hacer que los niños y niñas reconecten con la naturaleza, aprovechando las infraestructuras verdes existentes en los colegios y apostando por nuevos métodos para recuperar ese vínculo emocional que se ha perdido. "El problema es la agenda infantil", explica Corraliza. "Tenemos que repensar qué agenda infantil estamos diseñado, y lo positivo es que tenemos una gran capacidad para configurarla", añade.
Los beneficios que aporta el contacto con la naturaleza son múltiples. Por una parte, reduce el estrés, lo que repercute positivamente sobre la salud. En uno de los estudios que ha mostrado Corraliza en la presentación, se evaluaban dos variables: por una parte, la cantidad de naturaleza percibida y, por otra, el nivel de estrés percibido. Los resultados concluían que, cuanta más naturaleza había en un centro escolar, menor era el nivel de estrés. "El estrés en sí mismo no es malo, es un mecanismo de defensa natural. Lo que es perjudicial es estar tanto tiempo estresado", explica Corraliza. "Por tanto", prosigue, "si vemos un tipo de estimulación que reduce el tiempo que uno está estresado podemos decir que se trata de un recurso saludable". Corraliza también argumenta que el contacto con la naturaleza hace que los niños tengan mejores actitudes. "Esto no quiere decir que el niño sea más feliz, que no se disguste, pero sí tendrá mayor capacidad para superar situaciones interesantes", aclara.
Aunque es cierto que algunos padres y madres llevan a sus hijos al campo con cierta asiduidad y les enseñan a identificar especies de animales y plantas, este experto considera que "es más importante evitar la desconexión emocional de la naturaleza que evitar el analfabetismo natural" y que esto se consigue "no tanto promoviendo estrategias de adoctrinamiento ecologista sino de contacto directo con la naturaleza".